Yo he frecuentado
el bachillerato de ciencias sociales en el instituto Beatriz Galindo que está
ubicado en el centro de Madrid, en el trimestre septiembre-diciembre 2021.
Los sistemas
escolares son muy diferentes entre sí.
En primer lugar, la
estructura de los años de cole: los españoles frecuentan 6 años de infantil, 4
de ESO y 2 de bachillerato. Entonces, frecuentan un año menos, porque terminan
el ciclo de estudio, a los 18 años.
Mi experiencia
escolar correspondía al primer trimestre del primer año de bachillerato.
Hay más
posibilidades de asignaturas optativas que se pueden elegir cuando no se
frecuenta la clase de religión: por ejemplo, tienen un curso de TIC (tecnología
de la información y comunicación ) donde he aprendido mucho sobre el trabajo al
ordenador gracias a los muchísimos proyectos hechos. Hay laboratorios
efectuados en horarios de clase, en mi caso francés y TIC, que permiten conocer
estudiantes de otros cursos.
Este es un concepto
muy interactivo que permite a los estudiantes moverse siempre, yendo de una
clase a otra.
Durante el recreo,
que es de 20 minutos, los estudiantes del bachillerato y de la 4 de la ESO,
pueden salir del instituto y volver cuando suena el timbre: eso para evitar que
hay demasiados estudiantes en el patio, puesto que en el instituto estudian
tanto estudiantes del bachillerato como de la ESO.
La diferencia entre
el colegio español y el italiano es mucha. En primer lugar, la organización y
la efectuación de los exámenes: los españoles no hacen exámenes orales, sino
escritos y, al final del trimestre, hacen un examen global de cada asignatura,
que va a ser sobre todos los temas desde el empiezo del año, hasta las
vacaciones de navidades.
El examen puede
también ser dividido en dos partes, como fue el caso de mi profe de historia,
que ha preferido hacer dos exámenes para poder dividir en 2 el programa.
Otra diferencia es
la relación profesor-estudiante.
En España, los
estudiantes tienen una relación muy de confianza con los profesores, y hablan
con ellos llamándolos por nombre.
Esto, al empiezo de
mi experiencia me puso en dificultad porque en Italia, la relación con los
profesores es mucho más formal.
Otra diferencia es
que cuando falta el profesor de la última hora o de la primera, los estudiantes
pueden salir antes o entrar después sin
la autorización de los padres porque es suficiente el aviso del tutor escolar,
que es generalmente un profesor.
Además, se aprueba
con 5 y no con 6, como en Italia, permitiendo de esa manera, que un número
mayor de estudiantes pase el año.
Los tipos de
bachillerato que se puede elegir en España son :
-
Ciencias Sociales, con mates y
economía hechas al mismo nivel del liceo lingüístico italiano
-
Humanidades, donde hay Griego y
latín, sin mates
-
Artes, sin mates
-
Ciencias, que es como el liceo
scientifico italiano
Para los
estudiantes que eligen bachilleratos donde no hay mates, terminan el estudio de
aquella asignatura en la ESO.
En mi clase,
estaban 40 estudiantes, divididos en dos grupos, los que, como yo, efectuaban
las asignaturas en español y el otro equipo, en inglés, como si fuera un curso
Cambridge.
Las asignaturas que
he efectuado en España son: economía, historia, mates, inglés, literatura
española, TIC, francés, filosofía y educación física.
Los profesores
fueron todos muy amables me ayudaron a sentir parte de la clase y me hicieron
sentir cómoda y también mis compañeros de clase me han ayudado a hacer esta
experiencia maravillosa y haciéndome integrar en el grupo como una de ellos.
He adorado como mi
profe de filosofía me ha enseñado la
asignatura, nunca me he aburrido en sus clases, porque hacía clases muy
dinámicas e interactivas, este es muy bueno porque filosofía es una asignatura
muy difícil y yo tenía miedo de no entenderla en español, pero he adorado sus
horas que se dividían en: 2 horas de teoría y dos horas de lectura de textos
explicados por los alumnos con PowerPoint.
Francés, no tenía un nivel muy
alto porque lo he empezado a estudiar el año pasado, pero gracias a los
proyectos y a las comunicaciones en francés, creo que he mejorado mi nivel de
la lengua.
Economía, fue la asignatura en
la que he tenido más problemas, porque nunca la he estudiado y fue muy difícil
aprenderla en otro idioma, pero al final la he aprobado también con las
dificultades.
Literatura española, fue muy
difícil porque tenía la sintaxis y el análisis de los textos, no solo la
lectura y he tenido problemas porque yo no sabía la sintaxis española entonces
la he encontrado muy difícil en un primer momento.
Tecnología, fue una de las
asignaturas que me ha gustado más estudiar, gracias a todos los proyectos,
PowerPoint y trabajos en el ordenador que fueron muy interesantes.
Historia, he adorado a mi profe
de esa asignatura porque sus clases fueron muy interesantes, él ha creado una
maravillosa relación profesor-alumnos haciendo clases diferentes cada día y no
permitiendo a los estudiantes aburrirse.
Mates, fue la asignatura en la
que tenía más miedo de todas porque es muy difícil, aun si en Italia siempre he
tenido muy buenas notas, mi temor era que con el idioma estranjero, habría sido
más difícil, en cambio, he sacado muy buenas notas en los parciales, y por
esto, mis compañeros me preguntaban ayudas para aprobar los exámenes.
Educación física, es muy
parecida a la italiana porque las clases estaban hechas de pruebas de
resistencia, velocidad, fuerza, stretching, hemos hecho partidos de vóley,
frisbee, hockey y fútbol.
Ingles, mi profesora era muy
entretenida, le gustaba mucho hacer que nos hicieran juegos interactivos, para
entender mejor las reglas, términos específicos, junto al asistente, que
utilizaba el mismo planteamiento de trabajo.
He aprendido
muchísimo de esta experiencia en Madrid. En primer lugar sobre el colegio, he
aprendido nuevos métodos de aprendizaje, nuevos métodos de estudio que me
ayudarán mucho en el futuro.
He aprendido mucho
sobre las personas, nuevas costumbres, métodos de pensamiento y de vivir las
tradiciones que me alegré aprender.
He entendido mucho
sobre mí misma, sobre cómo vivir con mis ansiedades y sobre cómo vivir las
situaciones sin estrés.
Antes de esta
experiencia no creía en las personas que, hablando de sus experiencias, decían
que habían cambiado, pero tengo que reconsiderar esto, soy una persona muy
diferente desde que me fui y Madrid llevará siempre un trozo de mi corazón.
He aprendido cómo
gestionar la ansiedad antes de un examen, he aprendido que puedo hacer y dónde
puedo llegar, sola, sin la ayuda de ninguno. He entendido que soy muy
responsable y que puedo hacer todo.
He vivido en una
residencia para estudiantes universitarios a unos minutos de la calle principal
de Madrid, Gran Vía.
En la residencia me
he encontrado muy bien, he conocido estudiantes de todo el mundo y he hecho
muchísima amistad con mi compañera de habitación, Emma, que vive en Milán.
Viviendo en
residencia yo era muy autónoma sobre las salidas, tenía horarios para regresar,
en el fin de semana (medianoche) pero para todo lo demás me he manejado muy
bien y he aprendido mucho sobre mi misma y sobre mis capacidades. Teniendo la
posibilidad de conocer estudiantes de todo el mundo, he aprendido mucho también
sobre las costumbres de un normal adolesciente americano, mexicano o francés y
esto me ha ayudado en el mejoramiento de mis conocimientos lingüísticos.
La vida española es
muy diferente de la italiana, empezando por los horarios, que son mucho más
largos de los nuestros.
La situación
Covid-19, es mucho más tranquila, en los colegios son muy cuidadosos con las
normas, llevan las mascarillas y respetan el metro de distancia.
Nunca he vivido una
cuarentena o un lockdown en 3 meses y he oído de muy pocos positivos, todo lo
contrario de la situación italiana que está empeorando mucho. El green pass no
existe, tienen una certificación de la vacuna pero no la preguntan en los
restaurantes, entonces es como si no existiera.
La ciudad es mucho
más limpia respecto a Roma, hay muchísimas zonas verdes con árboles y plantas.
No teniendo ruinas arqueológicas subterráneas, la ciudad está llena de líneas
metropolitanas, de hecho, tiene 11 líneas metropolitanas, entonces es muy fácil
moverse y muy difícil perderse.
Los medios de
transporte funcionan muy bien, y es obligatorio el pago. Todos tienen la
tarjeta para los medios de transporte y cuando se entra en el bus se tiene que
pagar, si no, el bus no arranca. Por otro lado, aquí en Italia ni siquiera
compran el billete.
La comida es muy
diferente de la italiana, comenzando por las materias primas, pero sigue siendo
muy rica.
He aprendido que
los españoles se parecen mucho a los italianos en las ganas de hacer nuevas
amistades.
He hecho muchas
nuevas amistades que de seguro perdurarán en el tiempo, me sentí muy acogida
por todos y dejar atrás lo que se había convertido en mi vida fue muy difícil.
Volveré muy pronto
en Madrid porque es una ciudad en la que me sentí muy amada por todos sus
habitantes y donde están muchísimas personas que me esperan muy pronto.
Alice Nicosia
Redacción escolarización en España
Durante mi estancia en Madrid asistí al instituto Beatriz Galindo en la
calle de Goya 10, una escuela que tiene varias direcciones y propuestas
añadiendo dos asignaturas opcionales que cada estudiante puede elegir según sus
intereses. El instituto está situado en el centro de Madrid a menos de 100
metros de la famosa Plaza de Colón, que está repleta de estudiantes, y al mismo
tiempo en una de sus calles del centro más importantes y de mayor atracción
para los turistas, la Calle de Goya.
Además, el
instituto está muy bien comunicado con el transporte público, ni siquiera a 20
metros de la puerta de la escuela está la parada de metro Serrano (en concreto
la línea 4) y a 50 metros más adelante hay una parada de autobús, esto la hace
muy bien conectada desde cualquier parte de Madrid gracias a la red de
transportes públicos de la ciudad muy eficiente.
Los edificios en
los que se encuentra la escuela son muy modernos y siempre están sujetos a
mantenimiento y limpieza, son dos edificios: uno más grande, organizado en tres
plantas con garaje, dos gimnasios, secretaría, presidencia, conserjería,
cafetería y innumerables clases y baños, el otro edificio también con clases y
baños, pero mucho más pequeño y organizado también sobre tres pisos, donde en
el segundo de éste estaba también el departamento de filosofía y de francés. La
entrada para todos los estudiantes del instituto es de 8 a 8:05, donde luego
los profesores empiezan a pasar lista y empiezan las clases. Las horas son
largas en promedio entre 45 y 55 minutos y el recreo dura 25 minutos y se puede
salir del instituto sin delegación ni autorización pero sólo mostrando la
tarjeta proporcionada a los estudiantes de la escuela misma con su propia foto,
el nombre y apellidos que se mostrará al salir de la escuela.
Para los
estudiantes que no quieren salir, hay un patio en el que hay bancos y mesas de
ping pong donde se puede pasar el recreo, de lo contrario también se puede
permanecer en clase. Las clases en España son de 20 a 30 estudiantes, luego en
el caso de las clases que tienen una aula más grande como a mí me ha pasado se
superan incluso los 40 estudiantes, las mesas están todas distanciadas las una
de las otras y es obligatorio el uso correcto de la mascarilla, en el que son
muy rígidos y intransigentes, hasta el punto de que los estudiantes que
infringen repetidamente las reglas covid, son convocados a su centro de
dirección llamado "jefatura de estudios" para justificar sus acciones
y sus comportamientos, cosa que no pasa en Italia. Otra norma fundamental en el
instituto es la prohibición de utilizar el móvil durante las clases y, si el
profesor descubre que un estudiante utiliza el móvil durante las horas de
clase, le confiscará el móvil llevándolo a jefatura de estudios y se van a
esperar a los padres para recogerlo. Las diferencias que he encontrado entre la
escuela española y la escuela italiana son innumerables, la más importante y
evidente es sin duda la ausencia de verificaciones orales, por eso se logra
organizar muy bien la vida personal y los compromisos escolares en perfecta
cohesión, también gracias al mes de preaviso con el cual los profesores fijan
sus propias comprobaciones escritas, el cual ayuda a beneficiar del estudio
pero al mismo tiempo también las tareas con mucha tranquilidad para que se
pueda construir una verdadera organización sin la ansiedad y la acumulación del
estudio hasta los últimos días que la verificación oral provoca en la escuela
italiana, porque siendo una prueba a sorpresa no hay una verdadera organización
como está presente cuando todos los compromisos escolares ya están programados
a largo plazo, que es lo qué pasa en España. Otra diferencia significativa que
influye también en el estudio de determinadas asignaturas es la relación de
respeto y igualdad que existe entre el profesor y el estudiante, donde los profesores son llamados por su
nombre y se le dirige la palabra utilizando el "tú" en lugar de
“usted”, no es nuevo en España que los profesores se abracen y tengan
conversaciones, incluso extraescolares, sobre muchos temas con los alumnos,
construyendo precisamente un clima de estima y confianza recíproca entre el
estudiante y el profesor que nunca se enfada ni pelea con los propios alumnos
durante las clases; en Italia, los profesores son llamados con “usted “ y no
siempre hay un clima de diálogo y confianza con el estudiante, que no ayuda a
los estudiantes a estudiar y concentrarse lo mejor posible en su propia
asignatura; en mi opinión, los profesores en Italia deberían ser llamados con
sus nombres y deberían tener más estima y confianza en los alumnos. Otra
diferencia entre el sistema educativo español ayude sus alumnos es la oferta a
los alumnos de elegir dos materias optativas a según de los intereses de los
estudiantes, que es una oferta educativa que en Italia no tenemos y por eso cada
estudiante tiene que estudiar algunas asignaturas secundarias también si no son
de su interés (las asignaturas secundarias en España son: ciencias, música,
francés, tecnología, religión y otras lenguas extranjeras como el italiano y el
chino). Otra diferencia fundamental es precisamente la suficiencia, que en
España es más fácilmente accesible con el cinco y no con el seis en Italia,
ayudando también a los propios estudiantes que no sobresalen y tienen
dificultades en una determinada asignatura a llegar de manera sencilla a la
suficiencia sin demasiados problemas también gracias a esta diferencia en la
escala de calificaciones: la nota podrá dividirse en un 80 % del resultado de
las verificaciones y un 20 % adicional, que es un conjunto de tareas de hacer en
casa, participación y conducta que puede hacer redondear cualquier medio de nota
por exceso, esto facilita la obtención de una calificación para un estudiante
no sólo de acuerdo con la nota sacada en una prueba, sino también de acuerdo
con la participación y la conducta. Otra diferencia entre la escuela española y
mi cole en Roma es el reparto de los meses escolares, que en España está sujeta
a tres trimestres y la escuela termina a finales de junio y el sábado como día
escolar ya no existe en la mayoría de las escuelas españolas, mientras que en
mi instituto en Italia muchas direcciones van a la escuela el sábado
(incluyendo la mía) y la organización se basa según dos cuatrimestres y las
clases terminan al comienzo de junio.
Además, los estudiantes españoles terminan el
bachillerato un año antes que los estudiantes italianos, tienen seis años de
primaria que comienzan a los seis años, cuatro años de secundaria que comienzan
cuando tienen 12 años y dos años de bachillerato que comienzan a los 16 años,
por eso terminan el bachillerato antes teniendo más tiempo para ir a la
universidad, lo que en mi opinión debería añadirse también en Italia,
levantando el quinto año de bachillerato. Muchas de las asignaturas a las que
asistí en España fueron las mismas a las que asistí en mi cole italiano, como
la literatura española, la filosofía, la historia española, la francesa y la
inglesa, otras materias a las que fui introducido por primera vez como economía
y tecnología. Las clases obligatorias se impartían en mi clase y con todos mis
compañeros (a excepción de inglés avanzado, donde mis compañeros de clase
matriculados en este curso cambiaron de clase para llevar a cabo las clases de
inglés y las clases de filosofía y educación física en lengua inglés y en otras
aulas, mientras que en las clases de las materias optativas había que ir a otra
clase según la materia que había que desarrollar, porque cada materia
facultativa tiene su propia aula. Al entrar en clase, se pasaba lista y la
lección comenzaba inmediatamente: han habido muchas asignaturas en las que las
metodologías de enseñanza eran muy interactivas con los estudiantes, como
filosofía, donde hemos mantenido innumerables diálogos con el profesor y
nuestros compañeros, un ppt sobre un texto filosófico para presentarlo al
profesor y pusimos un cartel con todas nuestras frases filosóficas favoritas en
clase; en la clase de inglés hemos utilizado un montón de pruebas en línea
sobre gramática e inglés y hemos visto algunos episodios de serie en Netflix en
inglés subtitulado y, en las clases con el asistente nativo de Estados Unidos,
hicimos juegos interactivos entre los alumnos y incluso en la clase de francés
hicimos carteles sobre algunas recetas en francés y hicimos videos sujetos a
una evaluación en la que hemos cocinado una receta con cuadros, vídeos y
explicaciones totalmente en francés. En cambio, otras materias tuvieron una
metodología de enseñanza similar a la italiana, en las que se nos asignaban
ejercicios en línea para llevar a cabo en nuestra sala virtual o ejercicios o
análisis del texto literario en el cuaderno de notas para ser corregidos
directamente en el aula, donde cada profesor llama a varias personas para que
corrijan las tareas asignadas y, en caso de que no los tuvieran hechos, sería
anotado en su propio cuaderno con todos nuestros datos y una cuadrícula de nuestras
notas, mismo discurso en caso de que los hubieran realizado, porque como ya se
ha dicho anteriormente el desarrollo de los ejercicios asignados y la didáctica
contribuyen a alcanzar el 20% de la nota de la asignatura. Las nuevas asignaturas
estudiadas en Madrid fueron interesantes, especialmente la tecnología, donde
pude aprender todas las diferentes partes de un ordenador y cómo funcionaban,
las redes y los tipos de redes que existen según su función y cómo escribir y
redactar correctamente un informe o texto en Microsoft Word (competencias que
estoy utilizando en este momento), mientras que en lo que respecta a la
economía hemos abordado temas especialmente similares con la historia de la
economía al principio y que afectan a la economía empresarial (oferta-demanda,
beneficios y umbral de rentabilidad). Además de acostumbrarme en un nuevo
sistema escolar, he tenido que afrontar también el acostumbrarme en una nueva
ciudad, la famosa "ciudad que nunca duerme", el que se puede notar en
todos los aspectos de la ciudad: la cena es a las 21:30/22 y normalmente para
los madrileños es también temprano, el almuerzo es a las 3:00 y, lo que me hizo
comprender más que todo su estilo de vida, para los madrileños las horas de
sueño suficientes para afrontar el día son seis contra las ocho italianas.
Madrid es una ciudad con habitantes siempre activos y que, en la primera
ocasión libre, viajan por España o pasan sus días en sus casas de campo que la
mayoría de las veces están muy lejos de Madrid; además, los restaurantes y los
bares están siempre muy concurridos todos los días de la semana, junto con el
transporte público, en el que todavía puedes encontrar muchísima gente incluso
a las tres de la madrugada. Al principio, fue difícil adaptarse a las pocas
horas de sueño, las comidas tardías y especialmente a sus costumbres culinarias
(especialmente a las porciones que en comparación con las italianas son
pobres), pero una vez que me he acostumbrado a todo esto, me he dado cuenta de
cuánto la vida que se lleva a Madrid hace que la gente viva y a la vez feliz,
admiro la despreocupación y la laboriosidad de los madrileños. Además, la
relación de amistad muy intensa entre Italia y España y la gran acogida recibida
por mis coetáneos, los profesores y la familia de acogida me hizo sentir como
en casa en muy poco tiempo, haciéndome vivir los tres meses mejores de mi vida.
Lorenzo Scafidi